Somos una sociedad hiperconectada, ¡no sabemos hasta qué punto! Cuando hablamos de conexión suele venir únicamente a la mente la tecnología y la manera en que nos conecta con las diferentes aplicaciones, redes sociales y a otras personas que escriben, se muestran, observan y se expresan.

Sin embargo, vivir desde la vinculación es algo que va mucho más allá de lo que nos ha traído la tecnología. Ya lo dijo Schrödinger, premio nóbel de Física, el universo realmente no es material, sino que es una trama energética, un conjunto de relaciones y vínculos que tenemos con todo lo que nos rodea. Podríamos decir que, a modo de símil con Internet, es una gran red en la que nos vinculamos de un modo constante con lo que tenemos a nuestro alrededor, ya sea personas, animales, plantas… y hasta otro tipo de materiales. El Internet de las Cosas, no es más un reflejo tosco de lo que hacemos en nuestra vida a otro nivel.

Las relaciones humanas, con sus expectativas y los tipos de vínculos que se crean, son las que nos afectan. En ese constante dar y recibir se crea un tipo de complementariedad idealmente, pero en la realidad, en muchas ocasiones, se dan desequilibrios que nos llevan a callejones sin salida. Vincularnos desde la necesidad, desde el miedo o desde patrones infantiles hace que tengamos una trama tóxica en nuestra vida, que nuestra vinculación con los otros sea muy desgastante para nosotros, en definitiva, que nos sintamos atados y prisioneros de ella.

Sanar primero las relaciones con nosotros mismos, solucionar los asuntos pendientes de nuestra vida, los vínculos con nuestras parejas, hijos y padres y otras personas con las que interaccionamos en nuestro día a día es esencial para poder estar en este universo desde la libertad. Poder sostenernos, sin depender de que otros hagan según qué cosas, o sin exigirnos tanto o a los demás es vivir sin ataduras. Sanar vínculos y poder estar solos si es necesario para cuidarnos y aprender a reparar nuestras relaciones con el mundo. Sabiendo que nuestro universo está formado por relaciones, ¿no crees que vale la pena?