Despertar y descubrir que
mi hogar está mucho más
adentro
de esta casa silenciosa
en la que he pasado de puntillas.

Recordar cómo amanecía
con el redoble tambor
de mis pensamientos
marchando hacia afuera
mientras se quedaba atrás
una parte mía:
la taza donde posé los labios,
el libro con el que viajé anoche,
la camisa con la que abracé a los míos…

Ahora me reintegro, me recompongo,
me consolido,
apretándome como mujer semilla,
soñándome en la sombra
con los párpados cerrados
atenta a la chispa del universo
que me avise que ya es la hora
de despertar y renacer.

E. Jover