Nuestros pensamientos se pueden convertir en una buena trampa. En la vida nos ocurren situaciones y a veces, la incapacidad de solucionarlas hace que se nos quedan atrapados en la mente y en el cuerpo. En la mente dando vueltas constantemente, en el cuerpo, en forma de contracturas.

Hay pensamientos que son como animales enjaulados. Van dando vueltas constantemente, desesperados por salir. Y nos cuesta dejarlos ir, nos resulta muy difícil soltarlos. Aunque eso es lo que están pidiendo a gritos con sus vueltas, con sus giros, están buscando la salida, están esperando que los soltemos.

La mejor manera de soltarlos es expresar que están ahí, haciéndolos real con nuestras palabras, no dejando que se queden sólo en nuestra imaginación. Al poder explicar que existen en nuestra mente y están ahí es como abrir una puerta para que puedan marcharse ellos solos.