Creemos que cuando digerimos, lo hacemos únicamente con alimentos, sin embargo, algunas emociones, traumas y eventos también necesitan su tiempo y espacio para poder ser asimilados por nuestra psique y nuestro cuerpo.

Nuestra materia física es tan sensible que a veces le cuesta integrar lo que le viene de afuera, sobre todo cuando es a base de imposiciones, cuando ejercen un gran impacto por su potencia o porque no tenemos la solidez interna para sostenerlos. En estos casos nos podemos ver con ideas, convicciones o emociones que no podemos gestionar fácilmente y sufrimos.

Cuando nos damos el tiempo necesario para ir elaborando nuestras experiencias, cuando vamos paso a paso, con el tiempo que requerimos realmente podremos ir triturando cada elemento que hace fácil su asimilación. Así podremos ir “comiéndonos” poco a poco la vida y asumir a un ritmo adecuado el ciclo interminable de incorporación del mundo externo en nuestro interior.