La Terapia Gestalt es la terapia del autoconocimiento. Y autoconocerse, ¿para qué? Pues para saber quiénes somos realmente, para entender que vamos por el mundo interpretándolo, no viendo cómo realmente es, que preferimos defender nuestro autoconcepto, la imagen que tenemos de nosotros mismos y que suele ser únicamente positiva, antes que aceptar todo aquello que también somos y nos cuesta reconocer.
Para evitar vernos cómo realmente somos y cómo actuamos en el mundo solemos utilizar todo tipo de estrategias en las que justificamos nuestras actuaciones, manipulamos a otras personas, proyectamos lo que no gusta de nosotros en el otro. Todo para no asumir que aquello que empezamos a intuir, nuestra sombra, también forma parte de nosotros y que todas esas estrategias, son eso, estrategias y artimañas, no un modo genuino de actuar desde el corazón, no obedece a un funcionamiento noble, entendiendo la nobleza desde la búsqueda de la verdad, sea cual sea.
Que hasta ahora hayamos utilizado todas tretas para sobrevivir, no quiere decir que a partir de ahora las necesitemos más. En un momento dado tuvimos miedo por nuestra vida, y este miedo marcó el modo en que actuamos en el mundo. Pero este miedo, una vez descubierto, no tiene porqué volver a formar parte de nosotros. Somos lo que hemos sido, somos con nuestras luces y nuestras sombras, y también somos los que decidimos ser, lo que hacemos con lo que tenemos, con ese amasijo de piel, tendones, pasiones y sueños que nos configura como seres humanos. Y la terapia es uno de los caminos para descubrir nuestra autenticidad.