Este poema de Rupi Kaur me hace pensar sobre la entrega a la vida.

Los girasoles giran hacia sol, se adaptan a sus rayos y florecen con todo su esplendor, mostrando descaradamente su potencial. También nosotros podemos ser como los girasoles. Si nos entregamos a lo que nos trae la vida, lo aceptamos y volvemos a recordar lo que somos realmente podemos conectar con el fluir, con el estar donde estamos ahora, podemos disfrutar del día intensamente aun sabiendo que estamos de paso.

Tenemos la eternidad recogida en el ahora. Sólo hace falta abrirse, dejar que salga nuestro yo auténtico y bailar con el sol. Como los girasoles.