No somos conscientes del modo en que nos comunicamos. Y es realmente importante, porque nos construimos como personas con el otro. Es a través del diálogo cuando descubrimos otras formas de pensar y otro modo de ver las cosas. La persona que tenemos enfrente también nos hace de espejo y nos muestra aquello que es nuestro y que no podemos ver. También creamos una realidad concreta con nuestro estilo de comunicación: creamos relaciones desiguales, de poder, de igualdad, de cooperación o de separación…. El lenguaje y nuestro estilo comunicacional dice mucho de nuestro modo de pensar y actuar.

A continuación te presento tres preguntas que te puedes hacer si sueles entrar en conflicto con otros:

¿Comunico para construir? ¿Cuál es el objetivo cuando hago una aportación en un diálogo? Generalmente diremos todos directamente que, por supuesto, nuestro objetivo es aportar, pero cuando recojo la aportación del otro y añado un “pero” lo que estoy haciendo es negando su frase previa y su contenido. Normalmente cuando digo esto, me contestan “pero si digo que sí aunque lo matizo un poco”. Si recojo lo que el otro dice y añado “peros” es que no lo acepto totalmente y pongo mi idea por encima de la suya. Se construye el diálogo mutuo destruyendo en parte lo que está aportando el otro. Es como si me elevara apoyándome en el otro.

¿Mi objetivo es llegar a un acuerdo o ganar la conversación? Cuando el fin interno es que el otro acepte mi modo de pensar el sistema será de acoso y derribo, sea la forma que se utilice: suave, persuasiva e incluso repetitiva… el objetivo será que el otro renuncie y esto siempre pasa factura. Llegar a acuerdos implica ceder también por mi parte. No solo persuadir y hacer pedagogía de la bondad de mi proposición. Llegar acuerdos es dejar que cada uno aporte lo suyo y que el otro sea parte importante en la comunicación.

¿Escucho cuando el otro habla, o solo estoy preparado para intervenir? A veces podemos dar la impresión de que estamos escuchando lo que el otro está diciendo, pero en realidad, lo que hacemos es prepararnos mentalmente para rebatir con nuestras palabras su intervención. Nuestro modo de relacionarnos es un monólogo interno, donde no hay interés realmente por la idea de la persona de enfrente. Sigo con ideas fijas y no tengo interés en dialogar, solo en que quede mi idea la última. Así no se construye nada, te quedas con tu maravillosa estructura comunicacional, toda para ti solit@.

Construir con la comunicación: acuerdos, realidades, posibilidades… donde todo el mundo tenga su parte y participe en la misma medida es un arte. Y también se puede aprender.